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Quién compra el ramo de novia

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La compra del ramo de novia es una tradición que en muchos lugares de España recae en el padrino. Este debe de ofrecer el ramo a la novia en el día de la boda, un momento muy especial y con bastante simbolismo. Dado que el novio es por lo general el padre, se supone que este va a ser muy generoso con el ramo y no solo comprará a la novia un ramo bonito, sino también el ramo que ella quiera.

Pero no en todas partes es así, en algunos sitios la costumbre es que sean las amigas las que le regalen el ramo a la novia para que luego ella lo lance tras la ceremonia para que se lo quede una de las solteras del grupo, que será la próxima en casarse según dicen las tradiciones.

En otros lugares, el ramo lo compra la persona que se hace cargo de los gastos, sea el padre de la novia, sean las dos familias a medias.

El gusto de la novia

Sea cual sea la tradición y sea quién sea quién finalmente compre el ramo de la novia, si hay algo que se debe de respetar siempre es el gusto de ella. Por eso, el hecho de comprar un ramo no debe de hacer creer a la persona que tiene derecho para escogerlo, sino que lo normal es que sea la novia la que elija este importante complemento.

Lógicamente, quién compra el ramo de la novia puede acompañarla, no solo para pagar sino para ayudarla a elegir, pero ella tiene que ser quién diga la última palabra en un día tan especial. Exactamente igual que sucede con el vestido, el peinado o cualquier otro detalle. Hay que tener en cuenta que la novia tiene que sentirse protagonista absoluta en su día y esto difícilmente va a ser así si no se le dejan tomar libremente todas las decisiones que tienen que ver con el día de su enlace.

Un ramo de novia tiene que ser algo especial y único por lo que un buen padrino o la persona en la que haya recaído este honor, debe de animar a la novia a que compre el ramo que le guste, pero siempre en un lugar con estilo y con cuidado en los detalles. Nosotros estamos orgullosos de nuestros trabajos con ramos de novia y prometemos mimar no solo el ramo, sino a la novia, ayudándola a que tome la mejor elección.

Novios que pagan su boda

Hoy es cada vez más frecuente que los novios sean los que se hacen cargo de la boda. Ellos pagan todo lo relacionado con el enlace, desde el vestido hasta la comida. A cambio, la familia les hace regalos que pueden ser dinero en efectivo o pueden ser objetos de una lista de bodas.

Lo cierto es que cada vez es más frecuente que cuando la pareja se casa haya convivido ya antes y que tengan todo lo que necesitan para el hogar, por lo que los regalos en metálico son los más apreciados y muchas parejas no ponen la famosa lista de bodas que antes se ponía en determinados centros comerciales.

El pagar todo los novios les permite un mayor control de la boda, pudiendo no solo escoger el vestido o el ramo sin tener que dar explicaciones, sino también escogiendo a quién invitan sin tener que tener en cuenta, si no lo desean, los compromisos que puedan tener sus progenitores. Estos, al no ser los que pagan, tienen una buena excusa para poder justificar el no cursar invitaciones.

Lo importante es no olvidarse del ramo

Vamos a decir la verdad, en un día así con la de gastos que hay, lo de menos es quién tenga que comprar el ramo de la novia. Lo que es realmente importante es que haya ramo y que con tantas cosas que hay que tener en cuenta no se acabe olvidando un asunto tan importante.

Puede parecer imposible, pero no es el primer caso de una novia que tiene que acudir la víspera del enlace a buscar un ramo improvisado porque ella creía que se encargaría su hermana, esta pensaba que su madre ya había ido a comprarlo y la madre ni siquiera sabía que el ramo estaba sin encargar. Total, que cuando se pregunta por el ramo para tener todo a punto… este no aparece por ningún lado.

En fin, una serie de despropósitos que pueden parecer exagerados, pero que cuando hay que comprar tantas cosas y tener a punto tantos detalles pueden suceder perfectamente y hacer que se pase un sofoco de última hora que va a ser muy difícil de olvidar y que puede acabar incrementando innecesariamente el estado de nervios del día previo a una boda.

¡ Quiero mi ramo de novia !